Hoy nos asombramos porque comprobamos que los diversos pueblos de este continente Abya Yala no son primitivos que entraron al continente correteando detrás de las manadas de renos o lo que sea. Por el contrario, vinieron aquí por propia intención y voluntad, en busca de un lugar -la Tierra sin Mal- y, a pesar de su apariencia material, todas sus aldeas, bosques, pastizales, murallas y túmulos son perfectamente espirituales”.
En un lugar completamente puro y sin mal (sin codicia, sin malas intenciones), las personas podrían emular la Suprema Personalidad de Dios, y vivir una existencia completamente espiritual y por lo tanto, eterna.
En la Tierra sin Mal todas las formas materiales son meros reflejos de formas y actividades que existen en ese reino divino y eterno. Todo en el reino espiritual, las personas, los lugares, los objetos, las condiciones, relaciones, humores, sabores, etc., son expansiones directas de la Personalidad de Dios, y en tal sentido, son partes y porciones inseparables de ese dhama santo. Todo en el mundo espiritual existe solamente para el disfrute irrestricto del Señor Supremo.
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